Duermen.
Van de la mano del viento
y solo hoy, son poesía;
No han resistido no ahogarse
en la llanura de mis imprecisiones,
sumergidas flotan, como Ángeles de ceniza;
Podría asegurar, son prodigas
Implacables, irrefrenables.
No inmortales, a pesar de su abandono celeste;
Y sin embargo, omitiendo la posibilidad de que no
por sus venas corren cristales y el espectro impreciso
de un hombre al viento con su bicicleta;
La angustia pavorosa
de estremecerse con la punta de los dedos
delicados consintiendo la piel; la certeza de saberse humanas.
Duermen.
Van del aire,
abriéndome con el codo,
el camino del sueño.
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