Siempre vamos a saberlo. Nunca el dolor va a ser una excusa para hacer de las escaleras alfombras. Entonces de que sirve una vida, si es para quedarse con la sopa servida, con los caprichos y el cabello largo. ¿Mentirse? ¿Mentirnos? No lo creo. Somos más fuertes de lo que imaginamos y crear con las manos untadas no es una excusa, hay que dejar que hasta la cara se nos manche con las cicatrices que deja el sol. ¿Qué si soy partidario de lo limpio? Emanciparse con suavidades de este mundo no cabe. La tierra muda de piel, esta pariendo un corazón. Pareciera que no lo supieramos. Lo vamos a saber siempre, y no dejan de reiterárnoslo, los pozos hondos del dolor, las fotos de de otra época, de un puente y de algo que no se va a quebrar porque ya partió. ¿Nos vamos a sentir mejor si nos besan las heridas, donde tanto arde el cuerpo?
Voy a delimitar la imagen. Imagine un lienzo, más blanco que cualquier sabana, donde hay dos hombres y una mujer pintados, de espaldas al espectador, en media luna, mirándose y permitiéndonos verles el perfil del rostro, pero sin dejar de mirar a un hombre del que solo vemos la espalda. Los tres pintados con un trazo perfecto con lapicillo azul, sin saber porque están ahí, en un cuarto con las paredes blancas, parados sobre la baldosa de cuadros azules y blancos que termina dando espacio al espacio, a que la intuición que les negó el cosmos una vez, se desarrolle con total libertad de sus intenciones.
Muy seguramente para ellos llegar hasta esta sala debe ser angustiante y no menos producto de malos días, días que son como la Venus de Milo manca que todos conocemos, aun así hermosa e inmortal.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Siempre es mejor decir la verdad... tanta gente que nos miente
Lindo lindo lindo
Publicar un comentario