lunes, 27 de julio de 2009

cuando mira hacia atras

Cuando mira hacia atrás,
Bajo una extraña perspectiva, desanimado, en principio, por un ruido de rodillas cuando el cuerpo se levanta, o de rodillas cuando alguien estira y recoge las piernas.
Perturbado, con miedo a la noche.
Desconfiado. Con miedo.
Intenta replicar sus emociones, sus emociones su discrepancia creativa. Patíbulos donde se mueve la noche.
Quise caminar un día en el fango, untarme la cara, comerme las arañas, para probar, solamente para probar como sus colmillitos podían abrir un poco en el estomago.
Ahora parece que basta con sus dientes.
Cuando mira hacia atrás,
Bajo la extraña sensación de sentirse observado por la noche, por su pecado, sentir a Dios, a los Ángeles o al diablo detrás. Ha querido retener la verdad por más de tres líneas y parece que solo a si lo logra. Es mas difícil por el otro lado, una vez Hitler adentro, el jinete no parara de perseguirlo en el bosque. El pobre hombre esta condenado a no parar de correr nunca, y las piernas, con infatigable dolor lo mantendrán en pies hasta que un enjambre de moscas o abejas judías pueda disfrazarlo.
Le han dicho que las ideas sueltas no funcionan. La Epifania del fragmento y una lógica que solo el comprenden lo desamarraran. Nunca trataras de continuar cuando te sientas fatigado. A veces la música colabora.
Múltiples opciones se le han presentado:
Renuentemente, los perros. Que odia.
Soy un genio, me lo decía una y otra vez contra todas las contradicciones.
Cuando llegamos a la calle Hamsach no había ratones en la casa. Por estos días despiertan el pan con un mordisco.
Las palabras han sido adaptadas. Cuando mira hacia atrás, con extraña perspectiva, bajo el influjo de su débil voluntad, una voluntad de paja.
Este personaje, suyo y nuestro, ha querido desbordar a sus manos, apretarlas. Las manos grises, las manos peludas, las manos hermosas de un hombre joven, las manos feas de un anciano. Y a pesar de ello, de las perspectivas con las que Borges acusa a su memoria, a caso a su conciencia, no son más que una culpa ajena que aunque no lo parezca rompe esa línea débil de los grandes.
Cuantas paginas son suficientes, señor …Alfredo?

No hay comentarios: